Resúmenes

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ARTÍCULO 1: Discurso XXVIII - Reflexiones sobre la educación de los Niños

En este artículo, el autor descubre que un amigo le da golpes a su niño y le provee el ímpetu al autor para un análisis del castigo corporal por parte de los padres. Según el autor, los padres deben usar el castigo corporal solamente en casos raros. Usualmente, la manera correcta de educar a los niños es con la disciplina moderada e imparcial. Si los padres necesitan castigar a los niños, deben reprenderlos con un tono cálido.

El autor cita a un escritor famoso, pero no da su nombre, quien presenta la siguiente máxima: un padre debe castigar a su niño según la causa de sus delitos, no los síntomas. Se debe disciplinar a los hijos antes de la creación de un hábito o un vicio moral. También, como aprendemos a no tocar el fuego después de que nos quema, los padres deben usar los métodos naturales que no parecen como un castigo. Sin embargo, no deben disciplinar a los niños por cada acción mala que hagan. El autor del discurso insiste en que Dios crea la personalidad de los hijos, y esta personalidad, junto con los ejemplos de otros ciudadanos, les enseñarán a los niños la buena conducta social. Todas de estas opiniones vienen del autor, y él termina con un aviso a los lectores para que tomen nota sobre este tema. 

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ARTÍCULO 2: Discurso XXXV - Nuevas reflexiones sobre la educación

Como una respuesta al primer artículo, un padre escribe una carta sobre su resentimiento de su trato que le dio a su hijo. Este hijo murió en una batalla marítima contra Inglaterra. El padre está muy consternado porque cuando su hijo llegó a cierta edad, este padre dejó de expresar su amor, y le trataba con severidad y sin adulaciones. El autor responde a esta carta con sus opiniones sobre el patrón de mimar a los hijos durante su niñez y expresar la dureza y la frialdad durante su adolescencia y su edad adulta. Según el autor, los padres deben cuidar a los niños con el amor durante toda su vida.

El autor da el ejemplo de Micio, un padre que empezó a tratar a su hijo como un amigo después del hijo tenía 12 años. Micio cuenta a su hijo sus opiniones sobre su vida y sus actividades cotidianas, y le permite a su hijo que le ayude con sus negocios. Si necesita reprender al niño, lo hace con una ternura y una explicación de las razones por su reprimenda. El autor piensa que esta manera de criar a los niños es mejor que la manera que usaba el padre de la carta. Según el autor, el hijo de Micio va a amar a su padre toda su vida, le respetará, y nunca querrá salir permanentemente de su casa.